Las enfermedades de transmisión sexual (ETS), también
conocidas como infecciones de transmisión sexual (ITS) o enfermedades venéreas,
son aquellas enfermedades infecciosas que, en la mayoría de los casos se
transmiten de persona
a persona por contacto íntimo, se produce casi exclusivamente durante las
relaciones sexuales.
Los agentes productores de las enfermedades de
transmisión sexual incluyen bacterias,
virus
(como el del herpes),
hongos
e incluso parásitos, como el ácaro llamado "Arador de la sarna" (Sarcoptes
scabiei) o los piojos llamados ladillas (Pedículus pubis). Aunque la
mayoría tienen tratamiento, algunas de ellas, como las producidas por virus,
nunca curan de manera definitiva, sino que el agente causal permanece en estado
latente, sin manifestarse, dentro del organismo al que ha infectado,
reapareciendo cíclicamente. Este tipo de relación entre el organismo y el
agente infeccioso facilita la transmisión de éste, es decir, su inefectividad.
Para prevenir las ETS es indispensable el uso del
preservativo ya que es la única forma en la que la mayoria de estas
enfermedades puede prevenirse. Las armas
más importantes contra las ETS son la prevención, tomando las medidas oportunas
por medio del uso del condón y la higiene
adecuada, elementos imprescindibles para una sexualidad responsable y que
reducen considerablemente el riesgo de contagio de estas enfermedades.